El banco central estadounidense maneja un estudio en el que estima, siempre desde el punto de vista teórico, que el tipo oficial de interés ideal para sacar de la recesión a la economía debería ser el -5%. Es decir, tipos de interés negativos. No se trata de una broma, sino de un informe interno que manejó en su última reunión la Reserva Federal, según publica hoy el diario Financial Times.
El estudio se basa en la llamada regla de Taylor, una ley monetaria que viene siendo aplicada por los bancos centrales que, mediante una complicada fórmula logarítmica, relaciona los tipos de interés con la inflación y el nivel de actividad. La aplicación de la norma no planteaba mayores problemas pero el desplome de todas las variables de actividad, la amenaza de la deflación y un incremento galopante del desempleo han hecho que el resultado ahora sea negativo.
No es la primera vez que se plantea esta paradoja. El premio Nobel de Economía Paul Krugman apelaba a la ley de Taylor recientemente en un artículo y se preguntaba si las entidades emisoras, que en los últimos años, han seguido al pie de la letra esta norma para fijar los tipos de interés, iban a continuar haciéndolo. Según los cálculos de Krugman, los tipos de interés deberían estar en -6 puntos. "¿Quién se atreve?" decía el prestigioso economista.
Obsérvese que en ese universo financiero al revés, cuando alguien adquiriera un piso o un automóvil, el banco no sólo no le cobraría intereses sino que le pagaría por ello. De esta forma, el cliente no sólo no tendría ningún motivo para devolver el préstamo, sino que haría todo lo posible por alargar los plazos y la cuantía del mismo.
Evidentemente, ni las motas de polvo atraen a la estrellas ni los bancos centrales pueden fijar tipos de interés negativos. Por eso, el estudio de la Fed maneja esa variable para evaluar las medidas no convencionales que debería adoptar para conseguir un estísmulo similar al de los tipos negativos. Por ejemplo, autorizando a la Fed a que ampliara la compra de activos financieros más allá de los 1,15 billones (885.000 millones de euros), a que fue autorizada en la última reunión. Otra medida con un gran impacto sería la adoptada por el Banco de Canadá de especificar un marco temporal en el que se asegura que los tipos de interés se acerquen a cero.
Ningún economista español ha hecho el ejercicio de aplicar la ley de Taylor a la economía nacional. Salvando las distancias logarítimicas, y teniendo en cuenta que el desplome del PIB para este año será del 3%, la tasa de inflación negativa y el desempleo rondará el 20%, necesitaríamos unas tasas de interés del -10%. Como diría Krugman, ¿Quién se atreve?
FUENTE : EL PAIS
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